lunes, 26 de abril de 2010

Ella

ELLA
(SOLO UN INSTANTE)

Ella se dejó ver
Solo un instante
(susurrando)
DEVASTADOR

Un rayo de luz
Sobre el filo de su guadaña
Hirió mis ojos

El tacto de sus dedos flacos
(Para que lo adorno)
De sus huesos
Rompió mi carne
La marcó
Una vez más

Su capucha rozó mi pelo
Y bastó para que éste se rindiera
Cayendo a sus pies
Como trofeo a su poder

Su aliento malsano
Me dio náuseas
Me dejó débil

Pero ella solo se burla
De mí
De mi afán de seguir acá

A veces quisiera rendirme
Pero ¿Cómo se hace eso?
No sé si me quiere atormentar
O solo espera su momento
Pero cada cierto tiempo
Aparece a saludar

No puedo luchar con ella
Solo perdería
Igual perderé
Más tarde o más temprano

11/7/05

martes, 20 de abril de 2010

MALDITO CORAZÓN

Te fuiste después de nueve años juntos, con intermedios varios, con un hijo de 4 años.
Te fuiste cuando finalmente me sentí segura de tu amor. Sé y no sé que pasó, pero nunca he sabido explicárselo a Diego.
Te pregunté si había otra y me dijiste que no, me habías sido infiel, pero no había otra. La infidelidad la sabía, la había sentido. Sentí el abismo abrirse entre nosotros, pero según tú el único camino de cerrarlo dependía de mí, de encontrar pega, de pagar yo todos gastos del departamento y la vida diaria. Hasta te diste el lujo de renunciar a tu trabajo sin tener donde irte o qué hacer.
Así no me esforcé mucho en encontrar pega, mejor dicho sí lo hice, pero después de tapizar Santiago y alrededores con CVs y ni siquiera llamaban para entrevista dejé de hacerlo. Atendía a mis clientes, pero eran muy pocos y pagaban tarde, mal y nunca.
Cuando te fuiste sufrí la pena china por seis meses, hasta que un día, en la mitad de una película, paró, ya pude ver escenas de besos.
Años después estaba en la fila del banco, esas filas que dan vueltas y vueltas, esperando pagar o depositar un cheque, con un libro en las manos, aburrida, miraba para adelante, la típica tele que hay, para atrás, lleno de gente anónima aunque la mires veinte veces o más.
Al salir de la caja y pasar por la cola que quedaba te vi al lado de una mansa woman, macisa, crespa con el pelo largo, veintimuchos, treinta y pocos. No me miraste, ella sí. Te llamé:
- Jaime
Nada.
- Jaime
Nada, y ella mirándome.
Necesitaba hablar contigo del Diego, si lo ibas a ver el fin de semana o no.
Finalmente, al tercer “Jaime” te diste por aludido, me miraste, conversamos, me fui.
Unos días después te pedí que me firmaras un permiso para que Diego fuera a Mendoza. Lo que salimos de la notaría me invitaste a tomar un café. Me contaste que ella se llamaba tanto y tanto, no me acuerdo, que no era tu polola pero algo sentías por ella, pero tampoco nada serio. Que la querías ayudar, ella era de Putaendo y quería trabajar en Santiago o algo así. Y que la conocías hacía 5 años.
- Ya, te dije, lo que hagas o a quien quiera es cosa tuya, no te pido ni te doy explicaciones mientras no afecten al Diego.
- No, pero quería que supieras.
- Está bien, me pareció raro que me mirara tanto en el banco si no la conocía ni estaban de la mano tampoco. En todo caso si no quieres nada serio tienes que decírselo a ella, no a mí.
- Chao, chao, me tengo que ir.
Al par de días, recordando la conversa me dí cuenta que sólo llevábamos separados cuatro años, o sea, sí había otra cuando te fuiste. Y volvió a doler…
Ahí terminé de creer en ti y de pensar que a mí no, a mí no me habían dejado por otra.
Pero claro, siempre buscas la manera de quedar bien, de no molestar, pero tampoco te comprometes. Finalmente pude ver lo weón que eres, siempre hablas y hablas, pero no haces nada.
Y hasta hoy sigues solo, sin trabajo que ganarte la vida, en la casa de tu abuela, ratoneando la plata que deberías pasar para nuestro hijo, tratándolo como niño chico irresponsable cuando ya tiene 12 años y deberías fomentarle la seguridad en sí mismo, de ser capaz de hacer más y más cosas.
Pero solo hablas y hablas pontificas y ¡NADA MÁS! Hablas y hablas y ¡NO HACES NADA DE NADA!
Cada día estoy más contenta de no estar ya contigo, crié a nuestro sola algunos años, ahora estoy, estamos con Leonardo, un tipo que me ama y amo y ¡SÍ VALE LA PENA!

miércoles, 14 de abril de 2010

Mi suegro

Amarra mis manos porque me quiero sacar las agujas y vías.
Dame permiso para respirar, para comer, porque si no creeré que no tengo que hacerlo.
Arregla esa máquina para que no suene y piense que no estoy mal, aunque sea verdad.
Dime que sí, que si a los 50 me sentía bien a los 55 también me tengo que sentir bien, aunque de verdad tenga 84.
Créeme cuando te digo que fume 60 años y llevo 24 sin hacerlo, aunque eso signifique que nací fumando.
Deja que mis nueras se peleen por mí, eso significa que le importo a alguien.

¿Y que pasa si ya no puedo respirar? ¿o ya no quiero?
¿Y si no puedo comer? ¿o ya no quiero?
¿Y si me quiero sacar las agujas y vías? ¿Y quiero morir?

Cruzando dos océanos y un mar

Nos fuimos a vivir a España después de 9 años vagabundeando dentro de Chile, en Alemania e Italia. Alguna vez hablé alemán perfecto, mi hermana menor se llama Sabine porque nació en Berlín. Mi papá trabajaba en la Endesa y lo mandaban de central en central, después postuló y ganó una beca del gobierno alemán para un postgrado, y partimos por un año, de Berlín la Endesa lo mandó a Italia por seis meses, ahí partimos, mis papás con una, dos y tres niñas finalmente, que fuimos naciendo entre viaje y viaje.
No recuerdo el día, pero las fotos nos muestran en el muelle a mis papás, mis dos hermanas y yo, con tíos, primos, abuelos. Las tres vestidas iguales, vestidos de la tía Didí, cortos hasta los calzones casi, con delantalcitos blancos incorporados, yo flaca como palillo, pelo corto, seria. Ese día mí tío Pancho estaba de cumpleaños, mi papá lo estuvo el día anterior.
- Chao, cuídense…
- Chao, chao, llamamos cuando lleguemos…
- Chao, cuando tengamos casa les mandamos la dirección…
- Ya, no llores más!!
- Escríbanme todos los días niñitas…
- Arriba, arriba, ya nos vamos!!!
- ¿¿Y que le escribo abueli??

Salimos con todos pero no como todos, no fuimos exiliados, salimos el 22 de enero y llegamos el 17 de febrero de 1974, del verano al invierno, cruzando dos océanos y un mar, cruzando el Ecuador, cruzando de exclusa en exclusa el canal de Panamá, de un continente a otro, no fue el primer quiebre en mi vida, sí el primero que recuerdo, y no fue el último.
El barco se llamaba Donizetti, un transatlántico de la época, enano para las dimensiones actuales, enorme para nosotras. Mi mamá, mis hermanas y yo estábamos en un camarote y mi papá en otro, creo que compartido, nosotras despertábamos muy temprano, antes de las 7, así que despertábamos a mi papá a las 11:30 y nos íbamos a almorzar. Todos los días almorzaba un plato hondo lleno de tallarines con harto queso rallado y después otro plato de fondo, ¡¡¡pastas frescas, ricas!!! Además ahí tuve mi primer flechazo, el mozo del restaurante, pero solo lo miraba…
La piscina era con agua de mar, no sé que profundidad tenía, pero se veía oscura, fascinante. Me dejaron bañarme igual, pero se suponía que no debería haberlo hecho porque me habían operado del dedo y me sacaron el yeso pocos días antes del viaje, pero anda a decirle a una niña de 9 años que no se bañe cuando todos lo hacen y estás muerta de calor (y el dedo estaba sano y la herida bien cerrada).
Algunas noches nos dejaban dormidas y solas y ellos se iban a bailar o al cine. Una de esas noches nos despertamos y los fuimos a buscar, medio asustadas. No sé por donde entramos al cine, pero dicen que aparecimos tomadas de la mano por el costado de la pantalla y empezamos a caminar tapando la película. No veíamos nada porque nos daba en los ojos la luz de la proyección y el resto oscuro, así que empezamos a gritar: “Mami, mami, papi ¿Están ahí?
Finalmente llegamos a Barcelona, no recuerdo si había alguien esperándonos, tampoco hay fotos para ayudar, seguramente sí, pero nadie querido, ni siquiera conocido, no lo digo con rabia o pena, es un hecho. De ahí en adelante fuimos solo 5, y fui Gabriela o Gárbel, mi apodo familiar, nunca fui la Gaby.

Escrito entre el 6 y el 13 de abril de 2010