martes, 20 de diciembre de 2011

Hace tiempo

que no aparecía por acá, he tenido muchas cosas que decir, pero lo he hecho en otros formatos.
Volveré a usar este.
Saludos a todos

martes, 12 de octubre de 2010

Asesina

Cada vez que intento escribir un cuento trata de la muerte, me transformo en asesina, me imagino siguiendo a alguien por Providencia, el Drugstore es uno de mis escenarios favoritos, me imagino estableciendo pautas de entrada y salida del trabajo de mi víctima, sus hábitos, etc. Trato de imaginar como me harían los encargos, como me pagarían…

Pero me dí cuenta que la verdad no tengo idea, todo lo que imagino lo he sacado de las películas, me falta el conocimiento real el tema, no sé matar.

¿¿Alguna sugerencia???

viernes, 8 de octubre de 2010

Ella (audio)

Recuerdo

Mi suegro (audio)

lunes, 26 de abril de 2010

Ella

ELLA
(SOLO UN INSTANTE)

Ella se dejó ver
Solo un instante
(susurrando)
DEVASTADOR

Un rayo de luz
Sobre el filo de su guadaña
Hirió mis ojos

El tacto de sus dedos flacos
(Para que lo adorno)
De sus huesos
Rompió mi carne
La marcó
Una vez más

Su capucha rozó mi pelo
Y bastó para que éste se rindiera
Cayendo a sus pies
Como trofeo a su poder

Su aliento malsano
Me dio náuseas
Me dejó débil

Pero ella solo se burla
De mí
De mi afán de seguir acá

A veces quisiera rendirme
Pero ¿Cómo se hace eso?
No sé si me quiere atormentar
O solo espera su momento
Pero cada cierto tiempo
Aparece a saludar

No puedo luchar con ella
Solo perdería
Igual perderé
Más tarde o más temprano

11/7/05

martes, 20 de abril de 2010

MALDITO CORAZÓN

Te fuiste después de nueve años juntos, con intermedios varios, con un hijo de 4 años.
Te fuiste cuando finalmente me sentí segura de tu amor. Sé y no sé que pasó, pero nunca he sabido explicárselo a Diego.
Te pregunté si había otra y me dijiste que no, me habías sido infiel, pero no había otra. La infidelidad la sabía, la había sentido. Sentí el abismo abrirse entre nosotros, pero según tú el único camino de cerrarlo dependía de mí, de encontrar pega, de pagar yo todos gastos del departamento y la vida diaria. Hasta te diste el lujo de renunciar a tu trabajo sin tener donde irte o qué hacer.
Así no me esforcé mucho en encontrar pega, mejor dicho sí lo hice, pero después de tapizar Santiago y alrededores con CVs y ni siquiera llamaban para entrevista dejé de hacerlo. Atendía a mis clientes, pero eran muy pocos y pagaban tarde, mal y nunca.
Cuando te fuiste sufrí la pena china por seis meses, hasta que un día, en la mitad de una película, paró, ya pude ver escenas de besos.
Años después estaba en la fila del banco, esas filas que dan vueltas y vueltas, esperando pagar o depositar un cheque, con un libro en las manos, aburrida, miraba para adelante, la típica tele que hay, para atrás, lleno de gente anónima aunque la mires veinte veces o más.
Al salir de la caja y pasar por la cola que quedaba te vi al lado de una mansa woman, macisa, crespa con el pelo largo, veintimuchos, treinta y pocos. No me miraste, ella sí. Te llamé:
- Jaime
Nada.
- Jaime
Nada, y ella mirándome.
Necesitaba hablar contigo del Diego, si lo ibas a ver el fin de semana o no.
Finalmente, al tercer “Jaime” te diste por aludido, me miraste, conversamos, me fui.
Unos días después te pedí que me firmaras un permiso para que Diego fuera a Mendoza. Lo que salimos de la notaría me invitaste a tomar un café. Me contaste que ella se llamaba tanto y tanto, no me acuerdo, que no era tu polola pero algo sentías por ella, pero tampoco nada serio. Que la querías ayudar, ella era de Putaendo y quería trabajar en Santiago o algo así. Y que la conocías hacía 5 años.
- Ya, te dije, lo que hagas o a quien quiera es cosa tuya, no te pido ni te doy explicaciones mientras no afecten al Diego.
- No, pero quería que supieras.
- Está bien, me pareció raro que me mirara tanto en el banco si no la conocía ni estaban de la mano tampoco. En todo caso si no quieres nada serio tienes que decírselo a ella, no a mí.
- Chao, chao, me tengo que ir.
Al par de días, recordando la conversa me dí cuenta que sólo llevábamos separados cuatro años, o sea, sí había otra cuando te fuiste. Y volvió a doler…
Ahí terminé de creer en ti y de pensar que a mí no, a mí no me habían dejado por otra.
Pero claro, siempre buscas la manera de quedar bien, de no molestar, pero tampoco te comprometes. Finalmente pude ver lo weón que eres, siempre hablas y hablas, pero no haces nada.
Y hasta hoy sigues solo, sin trabajo que ganarte la vida, en la casa de tu abuela, ratoneando la plata que deberías pasar para nuestro hijo, tratándolo como niño chico irresponsable cuando ya tiene 12 años y deberías fomentarle la seguridad en sí mismo, de ser capaz de hacer más y más cosas.
Pero solo hablas y hablas pontificas y ¡NADA MÁS! Hablas y hablas y ¡NO HACES NADA DE NADA!
Cada día estoy más contenta de no estar ya contigo, crié a nuestro sola algunos años, ahora estoy, estamos con Leonardo, un tipo que me ama y amo y ¡SÍ VALE LA PENA!